jueves, 12 de febrero de 2009

TRUENA COCCO, QUE EL PUEBLO TIRA EL RAYO

El que te vende gato por liebre, o mejor aplicado en este caso, muerte po salud, no es un infeliz que solo intenta sobrevivir en el mundo. El dolo es una acción cometida por personas con conocimiento de causa. Para engañar hace falta conocimiento y tacto, saber muy bien lo que se hace. Y recursos aplicados en su máxima expresión, porque engañar a otro ser humano, que es un ser igual de inteligente, no es tarea tan sencilla. El dolo entonces debe considerarse una acción intencionada, pero muuuuy intencionada, tendente a conseguir el pago por un producto o servicio que no es lo que aparenta ser. Por ejemplo, cuando una persona o compañía ligada al quehacer de los medicamentos distribuye un producto, digamos que para prevenir el tétanos, y dicho medicamento no logra su objetivo y, por el contrario, permite la muerte del paciente afectado, no podemos partir de la presunción de que la compañía desconocía la situación, dado que una licencia para expedir medicamentos no se le otorga a cualquier persona que desee "meterse a ese negocio". En palabras llanas, quien distribuye al público un medicamento falsificado sabe muy bien lo que hace, porque para lograrlo hace falta hacer creer que se está suministrando el medicamento correcto. El comentario viene a colación porque hoy ha caído como un rayo venido de cielo las declaraciones del director de Aduanas, Miguel Cocco, diciendo que la justicia ha sido muy benevolente con los falsificadores de medicamentos. El Fiscal del Distrito Nacional ha defendido la solicitud de medidas de coerción tendentes al pago de una garantía económica e impedimento de salida, en vez de prisión preventiva, alegando que es muy pronto para establecer responsabilidades. Modestamente creo, que las responsabilidades ya se han establecido desde que se solicitó una garantía económica y se le puso impedimento de salida a los implicados, pero que verdaderamente dichas responsabilidades no están a la altura del delito cometido. Es cierto, Miguel Cocco no se equivocó, la justicia ha sido muy benevolente con este y todos los casos de falsificación de medicamentos. Las acusaciones por este caso pertenecen a la categoría de lo criminal, conllevando penas de hasta diez años de prisión o multas de hasta 50 salarios mínimos. Esto no es un juego de niños ni pajita de coco, trátenlo con la gravedad del caso. Y por último, no me creo esa estadística de que por esos medicamentos solo han muerto cuatro personas, ese es el número que dio la prensa para destapar el problema, investiguen bien eso y gradúense de hombres con este caso que la sociedad dominicana necesita un ejemplo que nos haga pensar dos veces antes de abusar de las necesidades de nuestros conciudadanos. http://www.diariolibre.com/noticias_det.php?id=188523

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